22 de abril
DIA DE LA
TIERRA
“Alfabetización Ambiental y Climática”
Contemplando
los bellos paisajes de la amazonía, uno
no puede dejar de preguntarse , si los que la habitamos o los que vienen de
visita por negocios, piensan en el
futuro de este espacio de tierra que Dios la bendijo con abundantes recursos.
A
lo largo de la historia, los “expertos en desarrollo” solo han visto en la amazonía, recursos naturales por explotar: caucho,
petróleo, madera, minería, gas, barbasco, entre otros y, han esquivado la
mirada a la población indígena y ribereña asentada en las diferentes cuencas,
reclamando y esperando ser algún día vistos como personas y no solo como “peones”
a quienes se les vende ilusiones de prosperidad si ayudan en la explotación de
los recursos y se les sienta en el banco de la pobreza y extrema pobreza, que
hasta hoy siguen siendo sus fieles compañeras.
En
esta hermosa y vasta amazonía se han destruido y se siguen destruyendo miles de
hectáreas de bosques, aguajales, ecosistemas, biodiversidad para alcanzar,
según los expertos, el “desarrollo”; el
mismo que viene en la medida que crecen las ciudades o comunidades con la construcción de más viviendas
e infraestructura de servicios, con más
espacios de cultivos (chacras) que
algunos no se contentan con unas hectáreas
sino con cientos y miles para los
monocultivos de moda (palma aceitera, cacao, arroz, papaya, pastos, etc) y que
los gobiernos promueven sin un ápice de
estudio ni preocupación; con las
carreteras, puentes, explotación de madera que en su mayor parte es ilegal; con
la extracción de oro, petróleo, arena, ripio; plantas medicinales, peces de
todas las variedades; etc.
Todo
se ha convertido en un botín que los más listos acaparan, negocian y lo
convierten en palanca para alcanzar el poder, y desde allí tejer sus ventajas.
Pretender
ignorar el latir del corazón de la tierra, es actitud suicida, que solo a los
humanos –con estudios o sin ellos- se les ocurre.
Acabamos
de vivir los desastres de las inundaciones en muchos lugares del país y nos han
desnudado la poca o nula organización y planificación de los territorios. Se ha
traficado con la tierra y la evidencia es la ocupación de la misma de manera
insostenible.
La sabia naturaleza, como madre y maestra ha
dado cátedra de donde se debe construir
y habitar. ¿Habremos aprendido la lección?. ¡El tiempo lo dirá!
Asimismo,
al cambio climático lo describen los campesinos: “el sol duele” (calor
intenso), “los friajes son más seguidos”, “hay muchos vientos pero huracanados”, “ la sequía nos hace irnos
a otros sitios”,” tenemos nuevas enfermedades en los animales, las plantas y las
personas, sobre todo en los niños”. Son
todos estos, los síntomas de una enfermedad del planeta generada por la especie
humana, que cual virus sigue atacando a quien lo hospeda.
Sin
embargo , no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse
hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y
regenerarse...”(Papa Francisco, Laudato Sí, 205).
En esa perspectiva, pues ha llegado la hora de empeñarse en trabajar por un planeta tierra apto para la vida de todas las especies incluyendo la humana.
Por eso es preciso empezar a:
Recomponer el
habitat de las diversas especies que se han ahuyentado o han muerto cuando
sus espacios de vida fueron destruidos, y al punto de ser consideradas muchas
de ellas en especies en peligro de extinción.
Devolver la
salud a los suelos
si queremos cosechas buenas y sanas.
Reforestar las chacras,
los caños, quebradas y riberas de los ríos para recuperar el agua que ya
empieza a escasear en la tierra donde dicen que hay la mayor cantidad de agua
dulce.
Planificar la
ciudad, la comunidad con criterio donde se armonice la vida humana
con la naturaleza.
Educar a las personas para ser responsables de la vida y del bien común, en todos los ámbitos:
escuela, familia, medios de comunicación, iglesia, organización, trabajo, etc.
La tierra y
los ecosistemas son nuestro hogar.
Su deterioro o desaparición pone en riesgo
la existencia humana.
¡Actuemos,
estamos a tiempo!.