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lunes, 24 de octubre de 2016

“Soy acaso el guardián de mi hermano” (Gen 4,9)

P. Mario Bartolini c.p.
“Delante de la frecuencia de los derrames de crudo” que ponen en serio peligro la vida de tantos hermanas y hermanos nuestros de comunidades indígenas del distrito de Urarinas, Lagunas, Morona, a causa de la contaminación del suelo, de los ríos, las cochas y quebradas (fuente de subsistencia).

“Delante de la indiferencia” de las autoridades de turno y “falta de voluntad política” para resolver el problema de la contaminación por derrames de crudo, en los lotes 8 y 192, desde sus raíces.

“Delante de la inactividad” por parte de las entidades del Estado a quienes les corresponde poner en marcha un concreto, eficiente y efectivo plan de emergencia humanitario, que garantice la alimentación, el agua y la salud a las comunidades afectadas;  el reclamo, la protesta es un derecho.

No podemos callarnos y lo que pensamos lo compartimos con la finalidad de ayudar a encontrar una pronta solución al problema, sobretodo humanitario.

  1. Es más que evidente la “mentalidad racista” con la que las autoridades de turno están actuando (es un hecho, que años atrás, hemos vivido).

“Son indígenas los que protestan … son gente de segunda categoría … que protesten … que griten … se cansarán. Nosotros estamos al servicio de los ciudadanos de primera categoría.”

Han tenido que pasar más de 40 días de protesta indígena en Saramurillo para que las autoridades de turno se den cuenta que en la selva había ciudadanos que estaban reclamando “el derecho a la vida; el derecho de vivir en un territorio que desde siempre fue de ellos, libre de toda contaminación, que los esclavos del sistema llaman “desarrollo”. Ante el incumplimiento de acuerdos, las comunidades se ven obligadas a retomar sus exigencias al gobierno, una y otra vez, como viene ocurriendo actualmente en Saramurillo.

¿Cuándo llegará el día en que todos los peruanos tendrán un mismo trato?

Tenemos que apresurar la llegada de este día  con nuestra actitud crítica-constructiva y de denuncia abierta, orientada a concientizar y generar un cambio cultural.

  1. Teniendo presente las razones arriba mencionadas, parecería que los frecuentes derrames de crudo en los lotes 8 y 192 responderían a un “plan orientado”:
a)      O al exterminio, por ahora, de las comunidades por donde pasa el oleoducto (la historia de exterminio de los pueblos se estaría repitiendo en el siglo XXI delante de la complicidad de los así llamados “buenos”). Sabemos que las comunidades indígenas son consideradas “un obstáculo” por parte de las autoridades al servicio de intereses foráneos. “La contaminación ambiental sería el arma que estaría utilizando el sistema para exterminar a nuestros pueblos”.

b)      O a obligar a las comunidades afectadas a dejar sus territorios, a huir a las ciudades para crear nuevos cinturones de pobreza y así incrementar “la violencia” en el país: porque el sistema imperante necesita de la “violencia” para subsistir.


Frente a este posible escenario nos toca levantar nuestra voz y exigir a las autoridades “que dejen de jugar con  la vida de sus semejantes”.