Terreno deforestado en Tamshiyacu, Loreto, para la instalación de unproyecto de palma aceitera.
(Foto: Environmental Investigation Agency EIA).
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Por Dánae Rivadeneyra y Esteban Valle Riestra.-
La Amazonía está en peligro. Lo percibimos especialmente cuando vemos la devastación causada por la minería ilegal en Madre de Dios. Son 32 mil hectáreas de bosques arrasados y convertidos en un desierto tóxico.
Pero no solo la minería depredadora amenaza los bosques primarios. Otros árboles pueden ser casi tan letales, cuando, abonados por el afán de lucro, resultan parte del avance de la agricultura industrial en las débiles y vulnerables zonas vírgenes.
Es el caso de la palma aceitera, el cultivo antaño promovido como la alternativa de recuperación de terrenos deforestados, ocupados por la coca. Pero ahora, cuatro proyectos del Grupo Palmas –parte del Grupo Romero– eliminarán, si se realizan, más de 23 mil hectáreas de bosques primarios, equivalentes a veinticuatro veces el distrito de Miraflores.




